Restaurante María Morena – Cuenca

Jueves 29 de febrero 24. Dos comensales. 15:45h. Temíamos que la cocina estuviera cerrada ya a esa hora, pero fue una grata sorpresa que no fuera asi. Bien ubicado con buenas vistas al castillo, decoración acogedora y con muy buen gusto. Nos recibe creemos que el dueño y atendiendo a la web suponemos que es el caballero Luis. Encantador, cortes y simpático. Nos invitan a elegir la mesa que en ese momento había varias. Una vez acomodados nos atiende, Gema, encantadora, simpática y muy profesional camarera. Pedimos dos cañas mientras elegimos del menú y nos ponen una tapa de ensalada rusa con unos picatostes de pan. Elijamos de primero: huevos camperos con trufa y patatas y ensalada de queso de cabra con brotes tiernos y aderezada con lo que creo era una menestra de frutas en almibar. Los huevos sinceramente no eran muy camperos atendiendo al color de sus yemas de un amarillo palido y a su sabor. Simplemente correctos. Ensalada con buena presentación de sabor agradable, como pero, decir que el «plato/bol» donde venía servida no tenía mucha estabilidad debido a su forma siendo algo incomodo para comer. De segundos ciervo estofado y dorada al horno con salsa de cítricos. El ciervo tierno, con cierto regusto a quemando (agarrado o pegado) que dirían en mi tierra, y inexplicablemente con una gran cantidad de aceite en todo el plato, que se pueden observar en las imágenes. Es lamentable que con tan buen producto la ejecución del plato no es como mínimo correcta. En resumen, se podía comer, pero para nada bueno y super grasiento todo. Me deje más de la mitad por el exceso de aceite. El pescado directamente le dijimos al camarero que lo retirará que no nos gustaba, por su simplona presentación y al igual que el ciervo, porque nadaba en aceite todo el plato. No hubo inconveniente para cambiar el plato y tras más de 30 minutos trajeron salmón a la plancha con la salsa en cuenco aparte como pedimos. Este plato por suerte está aceptable. Buen producto, bien elaborado, nada extraordinario. Postre tarta de queso. Normal buena de sabor. Lamento decir que no fue una experiencia para repetir.

MARAVILLOSO LUGAR. Encontramos el sitio por casualidad mirando reseñas y cartas. No lo conocíamos y fue un descubrimiento. Primero de todo agradecer el trato y el servicio a la camarera, muy profesional y muy agradable. En segundo lugar el sitio esta muy cuidado y es muy bonito. Por último, la comida es extraordinaria con una gran calidad y el precio no es nada caro. No sé qué destacar porque fue todo perfecto. La guinda para este perfecto pastel es que admiten mascotas.

Ambiente muy bueno estábamos tranquilos y tanto la decoración como las vistas buenas. El servicio, bien aunque nuestra camarera no sabía la cantidad de las raciones, en los ferreros de morcillas nos dijo que llevaba cinco, le pedimos seis aunque hubiese que pagarla y nos trajo cinco. La comida correcta sin pasarse, entrantes bien, el plato principal de todos los comensales llegó a la mesa templado-frio, en cuanto a los postres espectacular el arroz con leche de sabor aunque le fallaba para nuestro gusto la textura de los hilos de cítricos secos, también pedimos brownie por ser casero y querer algo de chocolate pero sabía poco a chocolate e iba acompañado de una especie de mantequilla de nueces que lo hacía para mi gusto algo pesado.

Un restaurante espectacular! Sin duda lo mejor de la ciudad. El personal muy atento y amable por no decir de la comida, está INCREÍBLE (prueben sin duda Huevos y Trufa rayada, el Civet y la Tarta de queso). Seguro repetiremos aparte del sitio está muy bien situado con vistas muy bellas.

Buena calidad de la comida y el servicio Nos pedimos morteruelo y ajoarriero de entrantes, ambos buenos (sin destacar) y después un arroz con pulpo que estaba meloso y sabroso. IMPORTANTE: tuvimos un percance con los alergenos, ya que el plato de ajoarriero lleva una nuez como decoración (brillante idea). Decid que tenéis alergia porque puede haber sustos por contaminación cruzada. A pesar de esto, se disculparon y nos cambiaron el plato

Fuimos a comer el día de Navidad, nos encantó la comida y si cabe más todavía el servicio y la atención muy profesionales. El restaurante muy bonito y acogedor. Regresaremos. Importante reservar.

Hemos comido el menú y nos a gustado todo mucho, el servicio a sido un poco lento, pero pensando que el restaurante estaba lleno pues se lo podemos perdonar. Sin duda volvería a comer allí

Buen lugar para comer en Cuenca, la comida estupenda, el servicio mejorable, y el precio un poco elevado, aunque los arroces están exquisitos y merecen la pena.